El libro rojo de Ave
El envite y sus dimensiones
De forma natural, la dimensión de un envite, viene establecida por el mayor o menor valor de la
jugada disponible para un lance concreto, ya que existen pocas jugadas que de una forma segura o
con poco riesgo, permitan al jugador cobrar envites medios-altos, en más de un lance.
Esto es normalmente cierto y razonable, pero solo hasta cierto punto, ya que el suponer que todo
envite elevado está avalado por una jugada de buena calidad es un planteamiento que suele no
cumplirse en muchos casos.
En qué momentos sí y en cuales no se cumple, es uno de los mayores retos y desafíos que la sagacidad
que el buen jugador debe discernir e identificar.
El envite no debe ser interpretado como una mera apuesta donde se ponen en juego un determinado
numero de tantos que al rival le convienen o no aceptar o revocar, el envite en sí mismo, es un de
las llaves que nos da acceso al juego del rival.
Un "error" muy común suele cometerse estando en posesión de medias de Reyes o Ases, ya que si se
efectúan con estas jugadas elevados envites en sus respectivos lances habremos cometido dos errores
a cual más grave...
- Habremos descubierto nuestras armas.
- Impedimos que posibles Duples del contrario puedan manifestarse con anticipación, lo que nos
coloca en una frágil posición.
Una buena manera de solventar este problema es efectuar o "dimensionar" adecuadamente nuestros
envites en virtud de nuestra jugada y del descarte efectuado por el rival.
La norma general consistiría pues, efectuar siempre envites simples de 2 o 3 tantos como máximo,
ya que si el rival posee RRxx o 11xx se verá tentado a cerrar/querer estos envites, si en nuestro
envite a Pares se produce el revoque, será casi seguro que nos encontramos ante el caso descrito,
con lo cual habremos evitado la perdida de un buen número de tantos o incluso del juego.
¿Y como debemos jugar nuestros Duples...?
Como norma general, rehusando precisamente los envites simples, o mejor aún, aumentándolos para que
la jugada del rival sea la primera en manifestarse (recuerda en uno de los anteriores puntos el
"colchón de riesgo").
La razón y justificación es también fácil de entender, pongamos dos ejemplos:
- Poseemos Duples de CCSS o RR11 por ejemplo.
Envidamos 2 a Grande y el rival nos lanza un revoque de 4 o más tanto que lógicamente no aceptamos,
casi con certeza estaríamos jugando contra los RRR rivales, lo cual es fácilmente ventajoso en
Pares, si pugnamos por la Chica y aparentamos una defensa desesperada con un envite medio Alto o
incluso un Órdago podríamos llegar a obtener una substanciosa renta o incluso el juego si somos
osados, si el rival nos acredita 111 (tres Ases).
"Por lo tanto, y como norma general, en posesión de alguna jugada de
"calidad" deberemos ser siempre comedidos en nuestros envites dando así oportunidad al rival de
que efectúe su ataque y "declare su juego", para dar, si procede la oportuna réplica. "
Por el contrario, si debemos defender una jugada mediocre o de baja calidad, la dimensión de
nuestros envites deberá alejarse de la premisa anterior, y establecer éstos al alza para lograr
una intimidación efectiva del contrario.
Se da el curioso fenómeno, que a veces los envites simples de 2 o 3 tantos, también adoptan ese
carácter intimidatorio de forma eficiente.
Esto suele darse en las postrimerías del juego, ya que se asume de forma coherente que a falta de
pocos tantos para la conclusión del juego, estos envites están suficientemente respaldados y son
ganadores.