El libro rojo de Ave

Equilibrio de fuerzas

Para disfrutar plenamente no solo de este juego, sino del ejercicio y práctica de cualquier tipo de competición juego o deporte, se debe cumplir un principio de igualdad, un Equilibrio de Fuerzas.

Todo evento competitivo, donde no existan o no se den cita unas condiciones reales de igualdad en oportunidades para los contendientes, carecerá de la necesaria motivación, sin el aporte de ese básico ingrediente que es el necesario esfuerzo personal, se desvirtúa y desvalora la consecución y logro del triunfo.

Cuando esa justa alternancia por parte de uno y otro bando no se produce, el desequilibrio existente sólo admite una vía posible de solución y tratamiento, para la pareja menos favorecida:

"Aportar y asumir planteamientos de mayor riesgo como factor compensatorio".

El MUS permite al jugador experimentado, ajustar en cierto modo este "déficit" y carencia de material, pero sólo de forma temporal, y bajo determinadas condiciones.

El jugador de MUS, ciertamente no puede tener control sobre la calidad de los naipes que le son asignados, pero si se precia de ser un buen jugador o pretende serlo, sí está obligado a jugarlos siempre de la mejor forma posible.

El mero hecho de contar como única estrategia y bagaje con el apoyo del todopoderoso "factor Suerte", no nos convierte ni nos hace mejores jugadores que el rival.

Sin esa piedra de toque, que supone también la obligada defensa de las malas jugadas, jamás conoceremos nuestro verdadero potencial.

Llevada esta exposición al campo lúdico del naipe, y concretando su aplicación en el juego del MUS, podremos estar posicionados en dos puntos bien diferenciados y antagónicos, si ese principio de equilibrio de "poder" no se cumple:

• - Por una parte, podríamos hallarnos en la situación más ventajosa y favorable, que supone la llegada de forma regular, de jugadas de calidad media (Dos reyes con o sin Juego, medias, Pares y Punto, Juego con o sin pares, etc..) o incluso alta (Tres reyes, Duples, 31 con Pares, etc.).

Aquí, solo se precisa una correcta administración de las rentas recibidas, y no cometer errores graves, de esta manera, el resultado se irá decantando indefectiblemente hacia nuestro bando y nuestro tanteo irá acrecentándose de forma rápida y progresiva.

Todo jugador desea estar en este "extremo de la cuerda ", ya que favorece el desarrollo de un juego mucho más brillante y atractivo, lleno de posibilidades para el "lucimiento personal".

• - En el otro extremo y situación, nos encontraremos con el rostro amargo de la frustración.

Un aluvión casi continuo de jugadas de escaso o ningún valor, que harán inevitable la ventaja del rival en el tanteo, ante nuestra creciente desesperación, obligándonos a la defensa de nuestra posición de "Mano" de forma cada vez, más apremiante, angustiosa y desesperada.

El desarrollo de nuestras pobres jugadas, siempre conllevará altas dosis de osadía y riesgo cuando no de temeridad, y este hecho, que puede hacernos obtener pequeños frutos puntuales, más pronto que tarde nos pasará factura y recibo de forma inevitable.

En tales circunstancias, no es frecuente, ni suele producirse el error "no forzado" del rival, pero no hay nunca que descartarlo, y si nuestros oponentes se dejan llevar por un desmesurado optimismo y por la sensación eufórica de supremacía que le han otorgado las mejores carta recibidas.

Existe pues, aunque remota, una cierta posibilidad de triunfo.