El libro rojo de Ave

Ante la adversidad

El jugador de MUS, como todo jugador, no está al margen de los díscolos avatares del azar como ya hemos dicho, y su modo de juego, por muy correcto y brillante que sea, sólo puede sustentarse con la llegada de forma más o menos regular, de jugadas de calidad.

El buen conocimiento del juego y la corrección, no garantizan pues, el "acuse" y posesión de estos naipes de calidad, de modo que la ausencia continuada de buenas cartas inevitablemente impide la lógica y deseable disputa con el rival, convirtiendo la partida en una vía de una única y desesperante dirección, abocada irremediablemente a la pérdida de los juegos y partidas. Esto es así y no hay más comentarios que hacer al respecto.

Ante esta situación, sólo cabe confiar en el pronto fin del infortunio y esforzarnos en mantener la esperanza, por muy adversas que puedan ser las circunstancias, perseverando en la correcta ejecución de las jugadas disponibles, y aprovechando la excesiva confianza que el rival irá adquiriendo merced a sus mejores bazas, para ganar por sorpresa algún juego en una sola jugada.

Recuerda esto...

"Sólo es necesaria una jugada para ganar un juego".

Ya que es prácticamente imposible tratar de mantener igualado el tanteo practicando un juego de riesgo elevado de forma constante y sin cartas que lo sustenten, nuestra estrategia deberá basarse en la "trampa" calculada, una única oportunidad bien aprovechada puede conducirnos a un éxito inesperado y esquivo.

Cuando constantemente el rival corta el Mus y no hay "pugna" en los lances, se genera una falsa confianza que le hace jugar con mayor despreocupación, la jugada "corrida" es quizás, la única y mejor arma para demoler su manifiesta y temporal superioridad, acompañada por un Órdago aparentemente desesperado.